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Un estudio comprobó que hacer ejercicio puede reducir hasta un 30% el riesgo de desarrollarlo.La prevención es una herramienta esencial en la lucha contra el cáncer de mama
Todo aquello que ayude a reducir los riesgos es bienvenido, y entre los aliados de la mujer para evitar desarrollar uno de los tumores femeninos más frecuentes, dos nuevos factores: la práctica de ejercicio físico y el peso.

Realizar una actividad física, aunque sea leve, y mantener un peso saludable evitando los kilos de más, pueden ayudar a reducir los riegos.


Aunque el ejercicio físico reporta beneficios, quedan preguntas por responder. Por ejemplo, qué tipo de actividad física es más recomendable y si los beneficios son similares para todas las mujeres.

El cáncer de mama es uno de los diagnósticos más frecuentes entre las mujeres, con una media de 44 casos al día en nuestro país. La prevención y el diagnóstico precoz son esenciales para ganar la batalla de la supervivencia. Todo lo que redunde en beneficio de nuestra salud no debe ser tomado como una simple recomendación.

Los resultados mostraron que las mujeres que habían realizado ejercicio físico antes y después de la menopausia desarrollaban cáncer de mama con menor probabilidad. Incluso una actividad física leve, de menos de 10 horas por semana, consiguió un efecto preventivo para esta patología.

Se estima que los beneficios de este tipo de entrenamiento son la reducción de factores de crecimiento de los potenciales tumores, el mejoramiento de la función inmune, y el decrecimiento de las inflamaciones crónicas. Esto se debe a que cuando un individuo practica deportes de mediana a alta intensidad, el consumo de oxígeno se multiplica y ayuda al cuerpo a combatir diversos tipos de enfermedades.

No es una cuestión fácil de analizar porque hay que tener en cuenta multitud de factores, desde el tipo, dosis e intensidad del ejercicio, hasta la historia reproductiva de la mujer (número de hijos, edad de su primera regla, lactancia...), sus antecedentes familiares o su peso, entre otras cuestiones.

Especialmente beneficioso resulta el ejercicio de intensidad moderada durante el tiempo de ocio, en el que también se valoró el que se lleva a cabo al hacer las tareas de la casa o en el trabajo. Y las que más se benefician son las mujeres postmenopáusicas, con un peso normal, sin antecedentes familiares de la enfermedad y que hayan tenido algún hijo.



La incorporación de ciertos hábitos saludables también puede ayudar a prevenir la aparición del cáncer de mama. Así como, moderar el consumo de alcohol, eliminar el consumo de tabaco y controlar el peso corporal. Siempre debe tenerse en cuenta, antes de aumentar o cambiar significativamente la rutina de ejercicios, consultar al médico para que este disponga el tipo de actividad adecuada para cada caso.

No es necesario machacarse en el gimnasio, bastan unas pocas horas a la semana para ir creando una especie de 'defensa biológica' que prevenga la aparición de esta patología años después. No es la primera vez que los investigadores en el campo de la oncología alaban las ventajas del ejercicio físico ni sus posibilidades de reducir la exposición a las hormonas femeninas(estrógenos).



En la actualidad, incentivar el ejercicio físico y el mantenimiento de un peso normal se han convertido en el caballo de batalla de la Organización Muncial de la Salud y otras organizaciones internacionales, como la Sociedad Americana de Cáncer, en la prevención del cáncer de mama. Lo que convierte al ejercicio físico en uno de los pocos factores de riesgo modificables que pueden 'utilizarse' en la prevención de esta enfermedad.

Link permanente: http://www.mdzol.com/nota/441570/



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